Inquietudes Pedagógicas

DE JOSÉ A. JIMÉNEZ MANTILLA

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Hablar de la didáctica es abarcar un extenso y profundo campo del conocimiento de las ciencias de la educación, un disfrute intelectual, refrescante, motivante y desafiante en el marco de la reflexión pedagógica. Aunque el anhelo del ser humano es no olvidar, recordar vendría siendo el mejor antídoto para estar actualizados, vigentes, ¡vivos! De la misma manera, el ejercicio de estudiar y meditar en este tema viene siendo fundamental pues, forma docentes actualizados que en su dinámica de enseñanza transmiten vida y generan vida a sus aprendices.

La didáctica es el arte de enseñar, y los fundamentos de la didáctica son los aspectos esenciales, vitales, profundos que la convierten en un arte; y ese arte se ha traducido a lo largo de la historia de la ciencia de la educación hasta el día de hoy en modelos, teorías y enfoques didácticos.

Si la didáctica es un arte, el arte de enseñar, el docente vendría siendo un artista, pero, ¿realmente el docente se ve como artista, teniendo en cuenta todas sus implicaciones?, ¿La sociedad también lo ve de esa misma manera?, ¿Pueden los estudiantes vivir y disfrutar esa obra artística que se produce todos los días en el aula de clase o fuera de ella? ¿El docente está creando arte en el aula de clase?

Frente a estos interrogantes que podrían interpretarse de variadas maneras, una de ellas sería asumirlas como un desafío profesional que transformaría y revolucionaria el quehacer pedagógico obteniendo las máximas ganancias el docente, los estudiantes y la comunidad.

Para ello, un primer paso tiene que ver con la toma de conciencia del educador como creador, es decir que el docente crea que tiene la capacidad de crear nuevas formas de enseñar; el segundo paso es centrarse en el desarrollo de nuevas formas de enseñar; y un tercer paso es arriesgarse a innovar en el salón de clase.

Pero, ¿Por qué un nuevo rol, de artista, para el docente? Porque son muchas las exigencias y son altas las expectativas para la educación, se espera todo de ella; la esperanza de una nueva humanidad está puesta en el sistema educativo como agente de cambio en la sociedad tanto en lo colectivo como en lo individual. El sistema educativo actual colombiano como en algunos otros países de la región necesita que el docente sea un creador, un artista didáctico para suplir las profundas necesidades físicas, intelectuales, emocionales, afectivas, sociales, familiares e individuales –entre ellas las existenciales, presentes en los niños y jóvenes escolares.

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El docente como artista didáctico en el proceso de enseñanza – aprendizaje

El docente no es un artista cualquiera, la idea o creación artística del educador debe ser materializada en el acto pedagógico. Pero, ¿Qué hacer para que el docente llegue a ser un artista didáctico? Lo primero que debe hacer el docente para desarrollar una didáctica que llegue al alcance de los niños y jóvenes en los salones de clase es tomar conciencia de su compromiso de ser creativo. Pero, ¿De dónde nace esa toma de conciencia para una renovación pedagógica? De una seria reflexión autocrítica a partir del análisis de la didáctica. La didáctica invita a volver a aprender. Sin embargo, ¿está dispuesto el docente a despojarse de su envestidura de maestro y volver a ser un aprendiz? O tal vez, ¿el docente perdió –lo cual es gravísimo – su capacidad de aprender?

Ya cuando el docente ha tomado conciencia, cree en sus capacidades y decide ser didáctico en su enseñanza, el segundo cambio que debe hacer es centrarse en el desarrollo de nuevas formas de enseñar. Es irrefutable la premisa de estar abiertos a nuevos aprendizajes para nuevas enseñanzas. Para poder centrarse o concentrarse o dedicarse a nuevas formas de enseñar se debe usar el tiempo como aliado de la creación. Así como un buen vino, una deliciosa fruta, o un agradable plato a la hora del almuerzo implican tiempo, de esa misma forma una clase didáctica, dinámica implica ser creada, pensada, preparada y organizada con tiempo. Dedicar tiempo de calidad en la preparación de la clase es clave para el éxito. No en vano la didáctica le dedica un capítulo especial a la planeación en el proceso pedagógico.

Al dedicar tiempo para profundizar o ampliar el conocimiento en las ciencias de la educación ya sea con el hábito de la lectura o de la investigación o por medio de la preparación continua, se está afianzando y perfeccionando la competencia didáctica en el maestro, obligándolo a reflexionar en su trabajo pedagógico. Sin duda el maestro es el primer llamado al disfrute de la lectura, a ejemplificar el hábito de la lectura tanto por lo que lee como por los beneficios que brinda la acción de leer como lo es la imaginación, y la imaginación nos lleva a crear y la creación en la esencia de la didáctica.

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También el compartir tiempo con otros por medio del diálogo informal o las técnicas formales de comunicación fortalecen la pedagogía del educador.  Aunque suene utópico afirmarlo, no existe rivalidad ni competencia entre las ciencias de la educación ni mucho menos entre los educadores; al contrario, todos son aliados y los verdaderos rivales son la ignorancia, la incultura, la falta de oportunidades, la pobreza, la desesperanza, la maldad etc.; estos sí son los fuertes contendores de la educación. De modo que cuando se comparten las experiencias pedagógicas el educador se está entrenando y equipando para ser aquel maestro que inspira a sus estudiantes.

Recurrir a otras disciplinas o áreas de conocimiento para la creación, perfeccionamiento o aplicación de nuevas didácticas suele ser enriquecedor para el docente. Por esto, el maestro necesita centrarse a pensar en actividades de aprendizaje interdisciplinario para luego proponer actividades de enseñanza interdisciplinarias, centradas en el estudiante; además implica dejar de lado la enseñanza mecánica y memorística para enfocarse en un trabajo más retador y complejo que estimule el trabajo cooperativo.  La música, la pintura, la danza o la ingeniería, por ejemplo,  han estado presentes en el hombre desde sus comienzos y en su desarrollo social llevándolo cada vez más al progreso y avance en su permanencia en el planeta. Así pues, el docente debe aliarse con todas las ramas del saber en su tarea didáctica.

Ya un tercer y último paso, después de haber tomado conciencia de ser un creador didáctico y centrarse al dedicar tiempo a la reflexión y creación didáctica, es el de arriesgarse a innovar en el salón de clase.  Para ello debe tomar la firme determinación de no seguir en la monotonía y ejecutar aquellas clases que se salen de lo tradicional, de lo rígido, lo cuadriculado. Para arriesgarse con su didáctica innovadora, la planeación de aquella clase es la puesta en marcha en orden de esa idea creativa, además es lo que  garantiza que valió la pena el arriesgarse.  

Con el arriesgarse a la innovación didáctica es clave el compartir, la participación y la socialización con los demás docentes, con los estudiantes  y con los padres de familia ya que se disminuye el estrés o la ansiedad y se suman fuerzas para alcanzar los objetivos trazados. Todos ellos vienen siendo aliados estratégicos, de modo que el docente ya no está solo en su labor sino que tiene compañeros que lo respaldan.

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En suma, La didáctica invita al docente a ser un creador de ideas innovadoras aplicables de manera dinámica en el aula de clase. Las bases teóricas y perspectivas metodológicas son el soporte y fundamento para que se inicie ya una transformación renovadora en los niños y niñas que asisten a clase creyendo que lo que allí se hace tiene vigencia y es relevante para sus proyectos de vida.

Además, El docente debe renunciar a muchas de las creencias que son las que determinan en definitiva su actuar pedagógico y que han promovido prácticas monótonas, contrarias a la naturaleza misma de los estudiantes y a la esencia de la enseñanza. Debe negarse ya a desarrollar actos didácticos que desestimulen el interés innato por el conocimiento en los aprendices.

         Y por último, La planificación para la innovación didáctica debe ser desde ya la que ocupe el número uno en la agenda del maestro. Hoy en día se puede perfectamente integrar las artes con la ciencia, la tecnología y la academia para la producción de prácticas apropiadas que catapultan las habilidades, talentos y capacidades de los niños y jóvenes, quienes tienen el desafío de construir un mejor futuro personal y comunitario.
Inquietudes Pedagógicas Inquietudes Pedagógicas Reviewed by Revista Zahir on miércoles, noviembre 22, 2017 Rating: 5

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