Los Olvidados de Luis Buñuel. Un surrealismo realista.

DE JULIÁ SARMIENTO |

Referencia: “Ventana del olvido” by Cristóbal Alvarado Minic is licensed under CC BY 2.0 |

¿Quién diría que elementos como el surrealismo, o el realismo mágico –para pensar en nuestra tierra- son de hecho tal vez, una de las formas más eficaces de representar lo ‘’real’’? Ya que en la primera parte de la ‘’Carta sobre las verdades’’, discutíamos algunas nociones sobre aquello que percibimos como cierto o como falso, y en ‘’La fragilidad de los vínculos humanos’’ hablábamos de aquello a lo que tememos, de nuestros miedos que nos impiden de actuar, dialoguemos ahora sobre un filme magnífico que conjuga todos los elementos que hicieron parte de esas reflexiones, que parecen dirigirnos hacia aquellas ‘’realidades’’ que decidimos ignorar, que decidimos invisibilizar. Hablemos de ese otro que escogimos ‘’olvidar’’, ocupémonos de perdernos en ‘’Los Olvidados’’ de Luis Buñuel.

La película, como toda gran obra de un genio, fue detestada por quienes no la comprendieron, o por quienes le temieron por su carácter revelador, pero amada por todos aquellos que supieron ver que aquello que Buñuel hacía, era un acto de valentía heroica, tal vez, asimilable con las míticas palabras de Galileo Galilei reivindicando el modelo heliocéntrico, antes de ser condenado por el Tribunal de la Santa Inquisición: ‘’y sin embargo, se mueve’’. Decir la verdad, o más precisamente, contar una historia, jamás ha sido sencillo cuando lo que allí se revela pone en jaque las bases de poder de una autoridad ya constituida. Lo establecido existe para mantener el poder andando. Imaginen por lo tanto, lo complicado que es contar al mundo lo obvio, cuando nadie se atreve a decirlo: Que la gente se muere de hambre, que un pueblo no educado es un pueblo violento, que el hombre hace lo que sea para sobrevivir, que en una misma sociedad, pueden convivir mil culturas, completamente ajenas entre sí, tal vez, a lo sumo, relacionadas con esporádicos episodios de violencia mutua, y de miedo constante. Que en nuestra sociedad existen personas que nadie está dispuesto a mirar. Eso son los olvidados.

Naturalmente, como es común en muchos lugares de Latinoamérica, hablar de los olvidados es casi una condena de muerte. Las amenazas contra Buñuel no fueron sólo metafóricas. ¿Existe, querido lector, el mundo cuando cierras los ojos o apagas el telediario? Este filme, que hoy es considerada Memoria del Mundo por la Unesco, nos demuestra que sí. Que detrás de nuestros conjuntos cerrados, de nuestras micro-fortalezas insulares, como lo diría un Robinson Crusoe que hubiese leído a Zygmunt Bauman, existe un mundo inacabable, una cantidad de sujetos a los que no somos siquiera capaces de olvidar, porque nunca los hemos llegado a ver.

Y recuerden, como lo dijo André Breton en su manifiesto sobre el surrealismo:

‘’La imaginación no es ya esa hermanita abstracta que juega en el parque cercano; la habéis sentado en vuestras rodillas, habéis leído vuestra perdición en sus ojos. No se sabe lo que quiere; ella os da la consciencia de muchos otros mundos, a tal punto que no sabréis comportaron en este’’.